




Con descaro y un pellizco de inocencia, se proclamó la reina de nuestros corazones.
Los destellos los convertía en sueños realizados.
¿Su mejor arma?
Mírala, y la encontrarás en el fondo de sus pupilas.
(Un secreto; si te la encuentras, arrodíllate ante ella y suplícala que te regale un sonrisa.
No sentirás sensación mejor que esa.
Hazme caso.)
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