martes, 14 de septiembre de 2010

Un cofre,dos candados.

Ella desgasta horas nocturnas recorriendo la ciudad.
Ella se dispone a avanzar con pasos de gigante, y tiene miedo. Miedo apresurado. Miedo urgente. De no saber.
Pero yo me pregunto.. el misterio mudo de ella.
No dice la verdad. No miente.
Ella se limita a sonreír. Como yo me limito a escuchar los susurros perdidos entre mis palabras y las tuyas. Suyas. Ella.
Resquicios de ceniza y recuerdos.. y ella.
Con rosa, azul y esas gilipolleces que se piensan a las cuatro de la mañana.
Ella se bebe los estragos de inocencia con los que jugó a no perder. ¿A qué apostaba? ¿A ser como los demás?
Sinceramente. No me lo creo.
Ella era..ella. Ilusión.
Ella contra su juicio. Ella contra la razón fortuita.
Inexplicablemente. Ella
Y no sé cómo.. ella me gustaba.
¡Qué coño! Me encantaba... Ella.
Con su mirada.
Y no sabía que responder cuando estaba enfrente de ella. De sus indecisiones
Tan sólo sabía que ella recorría la ciudad. Tal vez un día la acompañaré en su paseo indeciso.
Para no dudar más. De su delicadeza. De ella. De sus noches de fiebre y locura. De ella.
Y sí,la acompañé por la cuidad.
Y así es, era su ciudad. En su mundo. En el de ella. En el mío. En el nuestro. La amo. A ella.

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