jueves, 23 de diciembre de 2010








Con descaro y un pellizco de inocencia, se proclamó la reina de nuestros corazones.
Los destellos los convertía en sueños realizados.

¿Su mejor arma?
Mírala, y la encontrarás en el fondo de sus pupilas.



(Un secreto; si te la encuentras, arrodíllate ante ella y suplícala que te regale un sonrisa.
No sentirás sensación mejor que esa.
Hazme caso.)

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